PROTECCIÓN SOLAR OCULAR INFANTIL


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Son muchos los padres concienciados de los daños que provocan el sol y su radiación en la piel, por lo que protegen a sus hijos con cremas solares. Sin embargo, la mayoría de ellos se olvidan de equipar a sus hijos con gafas de sol infantiles. Como la piel, los ojos también tienen memoria por lo que, en niños y adolescentes, tenemos que prestar especial atención a su protección ocular frente a la radiación solar.

niños-gafas-solAl desarrollo de patologías contribuye la exposición solar acumulada durante toda la vida, y la mayor parte de dicha exposición se recibe durante los primeros dieciocho años, por lo que se hace imprescindible la correcta protección durante la infancia y la adolescencia.

Los ojos de los niños y adolescentes son más vulnerables que los de los adultos a los efectos nocivos de la radiación solar. Además, su exposición anual al sol es tres veces superior a la de los adultos, ya que pasan más tiempo al aire libre.

Es importante tener en cuenta que las estructuras y tejidos oculares de los niños y adolescentes no están totalmente desarrollados por lo que son más sensibles que los adultos a las radiaciones solares y tiene menos mecanismos de defensa. Además, la pupila está más dilatada, permitiendo más entrada de radiación y la pigmentación del ojo, que se va oscureciendo con el tiempo y protege de las radiaciones, no está completa.

Como ejemplo, el cristalino ocular de los niños menores de 10 años deja pasar más del 75% de la radiación UV en comparación con sólo el 10% a los 30 años. El filtro del cristalino no termina de desarrollarse hasta los 12 años de edad, por lo que todo lo que la córnea no filtra, termina pasando a la retina.

A corto plazo, una alta exposición solar sin protección puede conllevar daños oculares del polo anterior como fotoqueratitis y fotoconjuntivitis, así como quemaduras palpebrales. Los niños pueden padecer síntomas de dolor, fotofobia, jaquecas y enrojecimiento de los ojos.

Pero además hay que incidir en que en la infancia y adolescencia se absorbe entre el 50% y hasta el 80% de la exposición solar de toda la vida. Por lo tanto, el uso frecuente de gafas de sol homologadas y la adopción de unos hábitos de exposición solar saludables y preventivos en la infancia y hasta, al menos, los 16 años de edad son imprescindibles y pueden reducir drásticamente las posibilidades y los riesgos de sufrir daños a largo plazo como lesiones corneales y conjuntivales, degeneraciones de retina, cataratas prematuras y alteraciones oculares que afecten a la visión permanentemente.