Mucho se está debatiendo mundialmente sobre la epidemia de miopía que ya afecta negativamente a muchos países. ¿A qué es debida y cuáles pueden ser los mejores protocolos para prevenirla en niños y adolescentes? Desde “Somos Tu Optometrista” os mostramos un nuevo recurso.
Sabemos que la genética adquirida influye en el desarrollo de la miopía pero no a los niveles actuales, ni siquiera un cambio genético se produce a esta velocidad. Sabemos que una deficiente alimentación condiciona una mala salud ocular. Sabemos que cuanto más tiempo se dedica a estudiar y a trabajos y labores de cerca mayor es el riesgo de padecer o aumentar la miopía. Y sabemos que hay que descansar cada cierto tiempo y evitar un acercamiento excesivo en las tareas de cerca (al leer, escribir, dibujar o al usar el móvil u ordenador) ya que trastorna el sistema acomodativo, oculomotor y/o binocular, cosa que en algunos países se está llevando a niveles forzosos:
Además, la falta de revisiones optométricas infantiles periódicas impide la detección temprana de disfunciones visuales, lo cual incrementa también el riesgo de padecer miopía.
Sin embargo, todo esto no explica del todo que con las estimaciones actuales en breve plazo hasta un tercio de la población mundial pueda padecer miopía (en China ya el 90 % de los adolescentes y adultos jóvenes son miopes).
Con todo esto se han investigado los factores ambientales y estudios como el del Colegio de Optometría de la Universidad Estatal de Ohio con un grupo de más de 500 niños de 8 y 9 años de edad y con visión sana concluyó que uno de cada cinco niños había desarrollado miopía y era porque habían pasado mucho menos tiempo al aire libre que los demás. La práctica de deporte y actividades en exteriores es la mejor forma de desarrollar las habilidades visuales y potenciar una buena agudeza visual lejana.
Pero no es solo estar al aire libre, la exposición a la luz solar del día es determinante para prevenir y retener la miopía en niños y adolescentes:
- La luz solar estimula la producción de dopamina intraocular a través de las células amacrinas de la retina. La dopamina es un neurotransmisor que bloquea el alargamiento del ojo durante su desarrollo y se produce sobre todo durante el día.
Por tanto, la luz solar ayuda a bloquear el alargamiento del globo ocular durante su crecimiento, una de las causas principales del desarrollo de la miopía en la infancia y adolescencia.
Estudios de la Universidad Nacional de Australia en Canberra, estiman que los niños necesitan pasar alrededor de tres horas al día bajo niveles de luz de, al menos, 10.000 lux para estar protegidos contra la miopía, una cantidad de luz similar a la que recibimos bajo la sombra en verano. Algo difícil de igualar en un interior: una oficina o un aula que esté bien iluminada no supera los 500 lux. Otros estudios demuestran que a partir de 1 hora solar al día ya se puede reducir el riesgo en un 10%.
Por tanto, aprovechemos para nuestros hijos e hijas este clima tan favorable de nuestro país e incrementemos sus horas de actividades en exteriores.
Jorge L. Maguilla Aguilar
Óptico-Optometrista
Colegiado COOOA 3.337