Definimos “ACOMODACIÓN” como la propiedad que tiene el sistema visual para enfocar a diferentes distancias a través de complejos mecanismos autónomos. Y definimos “AMPLITUD DE ACOMODACIÓN” como la máxima cantidad de capacidad de acomodación o enfoque, medido en dioptrías, que puede realizar el sistema visual.
Esta amplitud o capacidad de acomodación empieza a disminuir desde los 10 años de edad y cuando solo nos quedan 4 o 5 dioptrías (a partir de los 35 o 45 años) es cuando empezamos a notar dificultades para ver nítidas las imágenes cercanas a nuestra distancia normal de trabajo u ocio (de 35 a 45 cm). Es lo que se conoce como presbicia, presbiopía o, popularmente, vista cansada.
La disminución natural más importante de la capacidad de acomodación se produce entre los 20 y los 35 años de edad. A partir de esa edad, cuando la amplitud de acomodación disminuye hasta ser solamente de unas 4 dioptrías, entre los 38 y los 48 años empezamos a notar dificultades para ver nítido a la distancia próxima y afecta a la visión en nuestra distancia normal de trabajo (de 35 a 40 cm). Es lo que se conoce como presbicia, presbiopía o, popularmente, vista cansada.
Esta palabra proviene del griego presbys que significa viejo y opos–opto que significa ojo.
La presbicia, por tanto, es la consecuencia de una pérdida progresiva de la capacidad que tiene el sistema visual para enfocar y producir en la retina una imagen nítida de los objetos que están cerca.
Resulta más precoz en los hipermétropes y aparece con más retraso en los miopes. Para los emétropes (personas sin defectos refractivos que no han usado nunca gafas o lentes de contacto) suele ser más incómodo este cambio en su capacidad visual.
En Andalucía la población de jóvenes présbitas entre 38 y 46 años que puede empezar a notar los síntomas de vista cansada ronda el millón doscientas cincuenta mil personas (1.250.000) y se distribuye de forma homogénea entre hombres (50,7%) y mujeres (49,3%).
Los síntomas iniciales más frecuentes son:
- Necesidad de una mayor iluminación para poder leer.
- Dificultad para enfocar de cerca al leer, escribir o coser.
- Dificultad para enfocar de un objeto a otro.
- Sensación de que las letras se amontonan o bailan.
- Tendencia a alejar los objetos, o a estirar los brazos para separarlos de sus ojos
- Los miopes o astígmatas necesitan quitarse sus gafas para poder ver de cerca.
- Fatiga ocular, cansancio, picor o enrojecimiento tras una tarea visual cercana.