La mayoría de los accidentes de tráfico ocasionan únicamente daños materiales. Sin embargo, por su trascendencia para la salud de la población, los estudios de la Dirección General de Tráfico sobre siniestralidad vial suelen reflejar solo los accidentes con víctimas mortales, hospitalizadas (graves) y no hospitalizadas (leves). Las distracciones y fatigas visuales provocadas por una visión deficiente de los conductores pueden tener mucha influencia en la mayoría de los accidentes, sean del tipo que sean. Obviamente, poseer una buena calidad de visión es de vital importancia en la tarea de conducir un vehículo.
Según fuentes de la DGT, en el año 2014 se dieron en España 91.570 accidentes de circulación con víctimas, con un resultado de 1.688 fallecidos, 9.574 heridos hospitalizados y 117.058 heridos nos hospitalizados. En Andalucía, el número de accidentes con víctimas fue de 14.809, con 287 fallecidos, 1.345 heridos hospitalizados y 20.426 heridos no hospitalizados.
Se considera que el ambiente (trazado de vía, clima y señalización) puede influir en el 18% a 20% de los accidentes. Los vehículos influyen en el 4 al 6% de los accidentes.
Pero son los errores humanos los que se encuentran en cerca del 90% de los accidentes de tráfico. Las distracciones y fatigas visuales provocadas por una visión deficiente de los conductores pueden tener mucha influencia en la mayoría de estos accidentes. Según el “Informe del estado visual de los conductores en Andalucía 2016” realizado por el Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía, entre un 2% y un 12% de la población podría estar circulando con una agudeza visual inadecuada o comprometida. (Véase –conclusiones- en la sección del Informe).
Esta baja capacidad visual limita las percepciones, provocando una inadecuada visión de señales y elementos de la vía, distracciones y errores de cálculo en las distancias respecto a otros vehículos ya que detrás de los errores que cometen los conductores, hay limitaciones naturales relacionadas con la visibilidad durante la noche, la visión periférica, la estimación de la velocidad y las distancias, el procesamiento de la información por el cerebro y otros factores fisiológicos asociados que influyen en el riesgo de participar en el accidente.
En este sentido se debe destacar que un 80% de la información que recibimos llega a través de nuestros ojos y el 90% de las decisiones que tomamos frente al volante depende directamente del estado de nuestra visión.
Por ello, es necesario acudir a las revisiones del óptico-optometrista al menos una vez al año. Una evaluación personalizada de las condiciones visuales juega un papel fundamental, especialmente cuando se tenga previsto realizar actividades donde la agudeza visual, la sensibilidad cromática, la estéreo-agudeza, el campo visual o la adaptación a la oscuridad adquieran gran importancia, como sucede en el caso de la seguridad vial.
A continuación os mostramos una serie de consejos, advertencias y estudios sobre la relación existente entre la visión y la conducción.
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