Las personas mayores son un grupo de población que se ve afectado por diversos problemas de visión y que, si no reciben la atención precisa, pueden reducir su capacidad visual, su calidad de vida y que sus actividades cotidianas se vean limitadas. A continuación puedes comprobar una serie de trastornos oculares comunes en este sector poblacional:
- La presbicia es la pérdida de la capacidad acomodativa para ver objetos cercanos o letras pequeñas. Es normal que esto suceda en mayor medida cuanto más se envejece. Las personas afectadas con presbicia a menudo sufren de dolores de cabeza o de cansancio visual por no tener bien compensadas sus gafas. Una revisión visual a tiempo puede corregir el problema.
- Las manchas flotantes son puntos diminutos o “telarañas” que parecen flotar a través de la visión. Es posible que se aprecie en habitaciones bien iluminadas o mirando una superficie clara. Las manchas flotantes pueden ser una parte normal del proceso de envejecimiento debido a la proliferación de fibras de colágeno. Pero a veces son señal de un problema más grave. Si se ve muchas manchas flotantes nuevas o destellos de luz nuevos, se debe consultar inmediatamente a un profesional de la visión.
- El lagrimeo excesivo puede surgir cuando una persona es sensible a la luz, al viento o a los cambios de temperatura o por la atrofia de los elementos glandulares, cuando la persona tiene los ojos secos. Usar unas buenas gafas de sol puede servir de ayuda, como también usar gotas humectantes para los ojos. A veces, el lagrimeo es señal de un problema más grave en los ojos, como una infección o un conducto lagrimal obstruido.
- Los párpados pierden su contenido y propiedades elásticas que puede dar lugar a párpados caídos, enrojecidos e hinchados, picazón, lagrimeo y costras que se forman en las pestañas durante el sueño. Estos problemas pueden ser causados por una condición médica y pueden ser tratados generalmente con tratamientos sencillos.
- La retina se hace más fina y se producen cambios vasculares y en la densidad de los fotoreceptores, lo que provoca una menor adaptación a los cambios de iluminación, peor visión nocturna y cambios en la agudeza visual dinámica.
- En la zona ocular anterior, la córnea aumenta su contenido lipídico por lo que se hace más rígida, pierde sensibilidad y transparencia y aparece el arco senil. En la conjuntiva se degeneran las fibras de colágeno, dando lugar a ese color amarillento ocular típico en los mayores. El iris se atrofia por lo que se produce una peor adaptación a los deslumbramientos y cambios de contraste.
- El cristalino se vuelve amarillento, menos flexible y levemente opaco. La pérdida gradual de la transparencia del cristalino permite que menos luz llegue a la retina dando lugar a una visión con menor contraste, menor relieve, mayor deslumbramiento y menor adaptación a condiciones de baja iluminación.
- Las pupilas disminuyen su tamaño hasta un tercio respecto a nuestra juventud. Por este motivo, nos puede costar más ver en la oscuridad o cuando hay una luz brillante y podemos sentirnos inseguros cuando caminamos por la calle cuando es de noche o hace mucho sol. Además, los músculos oculares también se debilitan y los movimientos oculares son más lentos. Esto hace que nuestra percepción también empeore.