La ceguera es una deficiencia consistente en la pérdida total o parcial de la visión que afecta en su mayoría a personas que superan los 50 años de edad. Actualmente, existen más de 285 millones de personas a nivel mundial que presentan deficiencias importantes en su visión. De ellas, 39 millones presentan ceguera y 246 millones, baja visión.
La Baja visión es una visión insuficiente para realizar una tarea deseada, aún con los mejores lentes correctivos. Baja visión identifica a la persona que tiene un remanente visual entre 1/3 y 1/10 de lo normal. Funcionalmente, pueden considerarse como personas con baja visión aquellas que poseen un resto visual suficiente para ver la luz, orientarse por ella y emplearla con propósitos funcionales.
Se considera que existe ceguera legal cuando la visión es de 1/10 o menos en el mejor ojo y con la mejor corrección. Una persona es ciega cuando posee una visión de 20/400 o 0,05 de lo normal, considerando el mejor ojo y con la mejor corrección. En este caso podría distinguir bultos, luz y sombra o nada.
La ceguera se clasifica dependiendo de dónde se ha producido el daño que impide la visión. Este daño puede aparecer en las estructuras transparentes del ojo, como las cataratas y la opacidad de la córnea; en la retina, como la degeneración macular asociada a la edad, retinopatía diabética y la retinosis pigmentaria; en el nervio óptico, como el glaucoma o la neuropatía óptica; y en el cerebro, en el caso de ceguera cortical.
La mejor forma de luchar contra la ceguera es la prevención. Por ello, las consultas periódicas al óptico-optometrista ayudan a identificar precozmente patologías o problemas visuales no corregidos, evitando así que la pérdida de capacidad visual derive en ceguera.