Actualmente no existen deficiencias visuales susceptibles de ser compensadas de manera estandarizada para toda la población. Por ello, se hace indispensable una adecuada evaluación del óptico-optometrista para detectar qué tipo de disfunción refractiva presenta el paciente y qué método de compensación individual y personalizado le sería más conveniente.
El uso cotidiano de las gafas de lectura premontadas puede originar una serie de deficiencias y daños en la visión que, a corto y medio plazo, podrían derivar en problemas más graves:
- Incapacidad o errores en el cálculo de las distancias en un ámbito próximo.
- Lagrimeo y aparición de cefaleas, dolores de cabeza, vértigos y dolores cervicales.
- Imposibilidad de concentración, malestar, irritación y fatiga visual prematura.
- Desarrollo o aumento de patologías visuales por la falta de control profesional.
- Cansancio y bajo rendimiento visual y/o laboral.
- Futuros problemas de adaptación a lentes progresivas.
- Pérdida de visión en uno de los ojos por supresión o disminución de su uso.
- Alteraciones en la acomodación y aumento descontrolado de la presbicia y otras deficiencias visuales.
- Alteración del equilibrio oculomotor, provocando problemas de alineamiento (estrabismo).
- Desequilibrios binoculares, astenopías y anisometropías.
Debido a su fabricación industrial y de manera estándar, las gafas de lectura premontadas para visión próxima no se deben prescribir de manera individual, ni siquiera cuando son comercializadas en establecimientos sanitarios. No son válidas ni a corto ni a medio plazo para su uso de manera cotidiana como compensación de defectos refractivos comunes como es la presbicia o vista cansada.
Solo un pequeño porcentaje de la población (2%), después de un estudio individualizado, podría ser considerado apto para el uso muy moderado de este tipo de gafas.