Protección solar en zonas montañosas


En zonas montañosas o rurales, donde existe una mayor altitud que en localizaciones costeras, la radiación de los rayos ultravioletas es un 25% más intensa, ya que la distancia con el sol es menor. De hecho, por cada 300 metros de ascenso con respecto al nivel del mar, la incidencia aumenta en un 4%.

Una exposición abusiva al sol puede resultar perjudicial para la salud visual, sobre todo en personas que no están habituadas a pasar largo tiempo en zonas con estas características. En este sentido, pueden surgir problemas como deslumbramiento, sequedad ocular, problemas para la adaptación a la visión nocturna, jaquecas o migrañas y la aparición de halos alrededor de las luces.

Estos problemas pueden acarrear otros más graves a largo plazo, al ser complicaciones de efecto acumulativo. Se trata de un factor de riesgo para la aparición de cataratas, cáncer de piel en los párpados, tumores oculares, degeneración macular e incluso pérdida parcial y total de la visión.

Para lograr una mejor protección ocular y evitar que los rayos solares alcancen directamente el ojo es imprescindible extremar las precauciones, como por ejemplo amortiguar la incidencia directa de los rayos solares en la visión con gafas de sol adecuadamente homologadas y especiales para ser utilizadas en zonas montañosas, que bloqueen la totalidad de la luz ultravioleta.

Unas lentes no homologadas o de baja calidad solo serían capaces de filtrar la luz visible y no la radiación ultravioleta, que sería la realmente dañina. Al no detectar suficiente luz, la pupila se dilata más de lo habitual, permitiendo entrar una mayor cantidad de radiación ultravioleta perjudicial e incrementando el riesgo de la aparición de lesiones oculares.