Entre los fenómenos naturales, los eclipses siempre han gozado de gran popularidad entre la población. Entre las causas de dicha fascinación encontramos el oscurecimiento durante el día, la belleza plástica en todo momento del fenómeno y, sobre todo, la escasa frecuencia con que se producen.
Todo ello hace que un eclipse sea un fenómeno que nadie quiera perderse. Su espectacularidad puede hacernos olvidar que, de no tomar las precauciones debidas al observarlo, podemos sufrir graves lesiones oculares transitorias o permanentes. Lo más importante es recordar en todo momento que observar directamente un eclipse es tan perjudicial como mirar al sol.
Si hay algo en lo que se debe insistir ante un eclipse solar es en la seguridad. “Bajo ningún concepto se debe mirar directamente al Sol sin protección adecuada homologada”. Hacerlo sin la protección adecuada, aunque sea brevemente, puede causar problemas irreparables en la córnea o en la retina e, incluso, ceguera.
Durante la observación del eclipse, al haber menor luz ambiental, la pupila no se contrae y penetra más cantidad de luz por lo que se pueden producir lesiones oculares fotoquímicas y/o térmicas.
Consejos y advertencias visuales ante un eclipse
– Nunca debe observarse el sol directamente, ni con aparatos (cámaras) o instrumentos (telescopios, prismáticos) sin filtros o con filtros no homologados.
– Bajo ningún concepto se deberán utilizar:
- Radiografías, disquetes u otros remedios caseros. Es evidente que estos medios no están homologados y no son, en absoluto, seguros.
- Gafas de sol. Incluso en los eclipses solares, la radiación bloqueada por nuestras gafas de Sol convencionales no es suficiente.
- Cristales de soldador. Los cristales de soldador no son un medio seguro para la observación solar. Pese a que limitan en gran medida el paso de luz, no filtran adecuadamente las radiaciones dañinas para la vista como los rayos UV.
- Filtros solares roscados en el ocular. Muchos telescopios de iniciación, especialmente hace unos años, venían con filtros solares que se colocaban a rosca en el ocular. Estos filtros NO son seguros.
- Cristales ahumados o gafas de eclipse antiguas.
– No observar nunca la imagen del sol reflejada en un espejo ni en el agua.
– Incluso cuando el 99% de la superficie solar queda oscurecida durante una fase del eclipse, la franja de Sol visible sigue siendo lo suficientemente intensa como para provocar daños en la retina.
– La observación del eclipse ha de producirse durante periodos de tiempo máximo de 2 a 3 minutos siendo recomendable 1 minuto con intervalos de descanso de medio minuto.
– En el momento en que, al cerrar los ojos, conserves una imagen persistente del disco solar, se debe apartar inmediatamente la vista del Sol. Los daños oculares pueden ser irreversible.
– Si durante la observación o después de ella se le nubla la vista o comienza a tener molestias o dolores oculares acuda a urgencias oftalmológicas lo más rápidamente posible.
– Extreme la precaución con los niños. Si el eclipse coincide en horario escolar, los autobuses escolares deben mantener las cortinas cerradas y los niños no deben salir al recreo.
– Usar siempre filtros homologados y conocidos como gafas de eclipse, que se venden en ópticas, planetarios y tiendas especializadas. Es muy importante que estén homologadas conforme a la directiva europea 89/686/EEC sobre equipos de protección personal y que en su etiqueta contengan impresas las instrucciones de uso.
– Otro sistema de observación seguro es proyectar la imagen del Sol sobre algún tipo de pantalla situada en la sombra. Por ejemplo, la imagen conseguida sobre una pared con un espejo plano cubierto por un papel con un agujero recortado de un centímetro de diámetro. No se debe observar la imagen del Sol en el espejo, sino mirar sólo la imagen proyectada.
– Para fotografiarlo lo mejor para no correr riesgos es preguntar en tiendas especializadas o en agrupaciones astronómicas sobre qué filtro es necesario. En cualquier caso, no se debe nunca mirar directamente a través de los prismáticos o binoculares al sol.
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