¿Lentes de contacto en edad infantil? ¡Sí!


En la tradicional ‘vuelta al cole’ retornamos a nuestros quehaceres académicos en primaria, secundaria y estudios superiores.

Siendo muy importante en otros niveles, es en educación primaria, en el caso de niños y niñas entre 6 y 12 años, cuando el buen estado de la función visual se hace imprescindible. Unas condiciones visuales deficientes pueden marcar su devenir en el éxito de sus estudios, dando lugar en determinadas ocasiones al fracaso escolar al surgir problemas que le impiden realizar este tipo de actividades de manera adecuada: concentrarse en la lectura, no ver nítida la pizarra, marearse al leer porque las letras ‘bailan’, aparición de cefaleas…

Por ello es fundamental acudir al óptico-optometrista si tanto padres o madres como tutores notifican que el niño o la niña puedan tener un problema de rendimiento o mostrar síntomas que puedan estar asociados a una visión inadecuada.

Si fuera el caso y el profesional recomienda un sistema de compensación por una disfunción visual refractiva debemos tener muy en cuenta que no solo existen las gafas. Las lentes de contacto también son un sistema óptico adecuado en estas edades. Combinar las gafas con el uso de lentes de contacto aporta enormes ventajas.

No existe una edad mínima o recomendada para el inicio en la utilización de lentes de contacto, ya que los materiales de las lentillas son totalmente biocompatibles desde muy temprana edad y, además, proporcionan muchos beneficios.

La decisión sobre su posible uso debe estar condicionada solo teniendo en cuenta las necesidades visuales del niño o niña, su autoestima, sus actividades y su contexto. ¿Puede manejar esta responsabilidad? ¿Aprende bien las instrucciones y es regular en sus tareas? ¿Puede y quiere aprender a insertar y quitar las lentes de contacto?

Parece que los tutores siempre buscan excusas para no recomendar lentes de contacto a sus hijos, como por ejemplo:

  • Es demasiado joven.
  • Para qué poner lentes de contacto si la graduación le va a subir.
  • Perderá muchas de ellas.
  • El cuidado de las lentes de contacto es complicado.

 

Sin embargo, la realidad es totalmente diferente. ¿Sabía que el 75% de los niños de 10 años usuarios de gafas estarían interesados en probar lentes de contacto y, sin embargo, solo menos de un 15% utiliza este sistema de compensación?

  • Según los especialistas casi todos los niños con edades comprendidas entre los 6 y los 8 años pueden ser buenos candidatos para llevar lentillas si adquieren los hábitos higiénicos y las destrezas manuales asociadas a su uso. Tenga en cuenta que el 75% de los niños con gafas puede no hacer deporte o no practicar algunos juegos por miedo a romperlas y, de los que lo practican, el 86% se quitan las gafas y realizan estas actividades con una visión reducida.
  • Además, el incremento en la motivación, la libertad de movimientos y el descenso del miedo pueden aumentar el rendimiento tanto en las tareas cotidianas como en la realización de prácticas deportivas. También aumentará el número de personas con las que interactúe, al no tener barreras a la hora de seguirles en diversas actividades de su vida diaria.

  • En cambios bruscos de temperatura donde se produce un cambio notable entre el exterior y el interior o por el uso de mascarillas, las gafas suelen empañarse dando lugar a continuas molestias. En el caso de las lentillas, esto no ocurre, por lo que los niños se librarán de este contratiempo.
  • En anomalías visuales como hipermetropía, astigmatismo o estrabismo es muy útil utilizar lentillas para compensar estos defectos frente a las gafas ya que, al estar en contacto directo con el ojo, la corrección óptica estará funcionando durante todo el día con mayor campo de visión.
  • En anomalías como la miopía el uso de lentes de contacto da un beneficio extra por el aumento de imagen retiniana, lo que facilita la visión infantil y el confort visual de los usuarios.
  • La higiene de las lentes de contacto no supone un problema. Las lentillas desechables diarias pueden ser una buena opción, ya que no requieren mantenimiento y proporcionan una lente nueva cada día, con un perfecto nivel de higiene. Si optamos por lentes de contacto desechables mensuales o trimestrales, los programas de uso son muy fáciles de recordar.

Como los ópticos-optometristas recomendamos, la adaptación de las lentes de contacto en edades infantiles es posible y útil, siempre y cuando se realice bajo el control profesional.

Se debe siempre acudir a un profesional óptico-optometrista para que realice de forma personal las pruebas de tolerancia y adaptación, pruebas fisiológicas y controles de selección, entre otros, antes de prescribirle sus lentes.

¡Si está interesado en que tu hijo o hija utilice lentes de contacto, acude a tu óptico-optometrista y déjese aconsejar!

Jorge L. Maguilla Aguilar

Óptico-Optometrista

Colegiado COOOA 3.337

 

Anterior Miopía infantil y juvenil – Cómo controlarla
Siguiente Sequedad ocular: qué es y cómo afrontarla