La ambliopía u “ojo vago” es la disminución unilateral o bilateral de la agudeza visual, sin una causa orgánica detectable y que se produce durante el periodo sensible o crítico del desarrollo de la visión, generalmente hasta los 6 años de edad, por alteración de este, siendo la causa más común de anomalía visual en niños.
Las causas más frecuentes de ambliopía son:
- Ametropía bilateral: la presencia de una alteración refractiva en ambos ojos. La ambliopía es más frecuente en las hipermetropías altas (> +4,0 dioptrías), o astigmatismos elevados (> 3,0 dioptrías).
- Estrabismo: en esta patología, la fóvea de un ojo es estimulada por una imagen, y la del otro ojo por una imagen distinta debido a una alteración de los ejes visuales, produciéndose por ello mecanismos adaptativos que llevan a la supresión de la imagen del ojo desviado, y la consiguiente ambliopía de ese ojo, debido a la interacción binocular anormal.
- Anisometropía: cuando la alteración refractiva está presente en un solo ojo, o bien en ambos pero de diferente magnitud, si no lo compensamos adecuadamente, se producirá ambliopía del ojo con la ametropía mayor, ya que el cerebro preferirá el ojo sano.
- Deprivación visual: al privarse al cerebro de la visión nítida de las formas, este “elige” el ojo a través del cual recibe las imágenes más claras y suprime aquellas que provienen del ojo enfermo. Esto ocurre en casos de alteración de la transparencia de los medios oculares, como por ejemplo, cataratas, opacidades corneales y hemorragias en el vítreo, entre otras.
A través de una evaluación y examen personalizado, el óptico-optometrista puede detectar síntomas asociados a la ambliopía como son los ojos con funcionalidad independiente el uno del otro, la incapacidad de juzgar la profundidad de campo o la visión deficiente, evitando así que deriven en una pérdida parcial o total de la visión.
La edad de inicio del tratamiento es crítica puesto que a mayor edad, menores son las posibilidades de recuperación visual, debido a la menor plasticidad en el sistema visual del niño. Generalmente, pasados los diez años, es más difícil poder tratarla aunque en muchos casos se consigue una aceptable ganancia visual.
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